Zidane se movía con la gracilidad de un bailarín. Cada gesto suyo era pura maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran una obra de arte, como pinceladas magistrales en un https://joanvtvj227322.azzablog.com/38905543/cómo-influyó-el-cabezazo-de-zidane-en-la-final